Ahogarme en un vaso de vino, donde el alcohol todo lo hace girar y nada se entiende. Ser muchos y no ser nadie en un mundo dicotómico de pensamientos antagónicos. No saber dónde correr. Encerrada entre asfalto e impedimentos abstractos, creados por mi cabeza que no deja de pensar, que no se puede ordenar. Y aunque el sol de la mañana sea perfecto y enceguecedor, no dejo de caer en ese agujero sin fin de dolor. El agua comienza a entrar en mi cuerpo, por la boca, por
lunes, 7 de junio de 2010
Un vacío y un silencio
domingo, 6 de junio de 2010
La ruta que sus manos crean al deslizar
Juegos de equilibrios
Juegos de continuos equilibrios. Peligrosos destinos entre incesante desafíos o electas salvedades. Hay quienes eternamente se preguntan acerca del sabor del invariable dolor de la desilusión, de cada naufragio en tierra firme. Ponerse en la perpetua prueba de superación. Envidiables elecciones que sólo algunos se animan seguir. Y aunque el mundo es en su completa conformación un peligro constante, son pocos quienes aprenden a disfrutar el ritmo de aquel son. Que al igual que la lógica de las danzas, cuales carecen de lógica alguna, el pensar no provoca más que el propio desequilibrio rítmico en aquella melodía particular. Y es, quizás, entre la adrenalina de tambores y candombe, donde por un segundo el rugido del viento se detiene y todo, por efímeros segundos, se esclarece.
Despertar
Porque uno por momento dice querer superar una imposibilidad. Lo intenta, trepa ese gran mural, pero una y otra vez, vuelve a caer. Cree que simulando una vida como la anhelada, de sonrisas y alegrías, hará que poco a poco se la crea real. Pero día a día, cae una vez más.
Desde la teoría uno predica entender que debe aceptar el pasado, para mañana abrir los ojos y ser capaz de continuar. Pero qué hay si el insomnio se apropia de mi ser, si mis ojos no se cierran, y por consiguiente, no puedo despertar. Qué hacer cuando esa teoría no se vuelve tangible sino puras neblinas que impiden el paso continuar. Y cuando enciendes las luces dispuesta a caminar ignorando las dificultades, no hay norte y no hay sur, no hay dirección ni entorno ni trayecto por donde transitar. Sólo un aire de ideas perdidas. Y ya cansada y rendida, ruegas poder dormir. Para un día poder despertar. En algún nuevo lugar.